¿Cuál es su Origen?
La uva es originaria de Asia y es conocida desde la Prehistoria. Su cultivo se inició en el Neolítico y se fue extendiendo al resto de Europa desde donde llegó al continente americano. Actualmente el principal continente productor es Europa.
La vid se considera originaria del Cáucaso y Asia occidental y se cree que ya era recolectada en el Paleolítico. Se sabe que ya existían vides silvestres durante la Edad Terciaria. Durante el Neolítico (6000 años a. C.) se inició el cultivo de la vid en Asia Menor y Oriente Próximo. Con el paso del tiempo se fueron seleccionando las especies que mejores frutos producían, llegando a las vides actuales con frutos grandes.
Los egipcios conocían la uva, pero fueron los griegos y romanos quienes desarrollaron en mayor medida la viticultura y expandieron el cultivo de la uva por toda la Europa romanizada. Los españoles fueron los que llevaron este cultivo a América del Norte.
En la actualidad Europa es el principal continente productor, con la mitad de la producción mundial de uva. Le sigue Asia. Las zonas que menos uva cultivan son África y Oceanía.
¿Qué Características Tiene?
La uva es el fruto de la parra o vid, conocida en botánica como Vitis vinífera, una planta trepadora que puede llegar a superar los 20 metros pero que por la acción del ser humano, con podas anuales, suele presentar alturas de 1 o 2 metros. La uva es una fruta carnosa que nace en largos racimos formados por granos redondos u ovalados, cuyo diámetro medio es de 1,6 centímetros y su peso 200-350 gramos (tanto el tamaño como el peso se refieren a los estándares ajustados a las normas de calidad de la comercialización de las uvas). El color de su piel es diferente según variedades, pudiendo lucir tonos verdosos, rojizos, púrpuras, azulados o amarillentos. Su pulpa es jugosa y dulzona, presentando diversas pepitas pequeñas y duras en su interior.
¿Cuándo y Cómo se Planta?
No existe una fecha óptima establecida de plantación. Las plantas pueden plantarse durante todo el invierno hasta principios de la primavera.
En el hemisferio norte, se pueden plantar viñas desde diciembre hasta mediados de la primavera.
En zonas muy frías, la tendencia actual es retrasar un poco la plantación que se realiza bien entrada la primavera, para evitar el posible riesgo de heladas.
En zonas más cálidas las plantaciones se realizan a principios del invierno.
1. Elige las semillas. Aunque una de las principales características de la uva es que puede adaptarse a condiciones de suelo muy adversas, debes tener en cuenta las características del suelo y clima para poder plantar la uva más adecuada. Una vez que las hayas escogido, coloca las semillas en un vaso de agua y conserva solo las que floten. Luego, lava las que hayas seleccionado y déjalas en remojo durante 24 horas.
2. Elige tierra de buena calidad y planta en ella tus semillas. Procura dejar alrededor de 3 ó 4 centímetros entre cada una.
3. Ten en cuenta que la época de plantación es en el invierno hasta comenzar la primavera.
4. Riega manteniendo la tierra húmeda, pero sin encharcarla.
5. Los primeros brotes comenzarán de 6 a 8 semanas. Cuando hayan crecido más de 8 centímetros, transplántalas a un contenedor más grande.
6. Cuando lleguen a los 30 centímetros, plántalas en tu jardín, en un hoyo de 40 de ancho x 40 de profundidad en el terreno. Para crecer, las uvas necesitarán de sol, un buen drenaje y un apoyo o soporte para apoyarse. necesitan la cantidad correcta de sol, un sistema de drenaje apropiado y algo en qué apoyarse, ya que crecen como enredaderas. Puedes armar este macetero con soporte para plantas trepadoras para ellas.
¿Cómo se Cuida?
La temperatura ideal para el cultivo de la uva es de 20 grados centígrados, y nunca podría exceder los 35 grados, ya que las hojas y racimos podrían dañarse.
Más específicamente, las temperaturas recomendadas son de entre 9 y 10 grados durante la apertura de las yemas; de 18 y 22 grados para la floración; de 22 y 26 grados al comenzar el cambio de color, entre 20 y 24 grados durante la maduración del fruto y de entre 18 y 22 grados durante la vendimia.
Procura cuidar las plantas de la sequedad y el viento seco.
Si has elegido cultivarlas en macetas o contenedores, procura que éstos tengan por lo menos 35 litros de capacidad.
La uva es una planta que necesita mucho sol. Procura que tenga, por lo menos, 8 horas de sol por día.
Riega poco. Cuando la parra de uva es joven necesitará más agua, pero si el suelo es firme, un riego por semana es suficiente.
La vid es una planta trepadora, por lo tanto debes asegurarte de que cuenten con un soporte adecuado. Durante el primer año, puedes usar estacas, pero a medida que crezcan necesitarás un enrejado donde puedas amarrar las plantas para que puedan apoyarse y crecer en él.
¿Cómo se Cosecha?
Prueba las uvas para determinar si han madurado. Probarlas es el método más confiable para saber si han madurado o no. Mastica algunas; si son firmes, dulces y no ácidas, es probable que sea tiempo de cosecharlas. Prueba las uvas de diferentes racimos y diferentes enredaderas para tener una idea de la madurez general de las frutas.
Revisa que el color de las uvas sea uniforme. Las uvas maduras tendrán un color uniforme en toda la superficie. Si están maduras, las variedades rojas serán de un color morado y las verdes serán de un color ligeramente amarillo.
No obstante, ten en cuenta que las uvas desarrollan su color de madurez de 1 a 3 semanas antes de haber madurado por completo. Por lo tanto, no juzgues cuán maduras están solo por su color.
Tócalas para evaluar su madurez. Sujeta un par de uvas, y apriétalas ligeramente entre tus dedos y palma. Las uvas maduras se sienten regordetas y llenas de jugo. Por otro lado, las uvas que no han madurado se sienten duras y que no contienen nada cuando las aprietas con los dedos.
Recoge las uvas para vinificación a principios de otoño. Debes recoger estas uvas cuando hayan madurado, pero lo hacen usualmente dentro de un periodo de tiempo específico. Si vives en el hemisferio norte, coséchalas en agosto, setiembre u octubre. Si vives en el hemisferio sur, coséchalas en febrero, marzo o abril.
¿Cómo se Consume?
La mayor parte de las uvas se destina a la elaboración de diferentes productos derivados, principalmente vino. Sin embargo, la uva también constituye una excepcional fruta de mesa.
Las uvas frescas suelen consumirse en crudo durante el otoño y, actualmente, también durante todo el año. Se consumen frecuentemente como postre después de la comida. Acompañadas con queso dan lugar a una exquisita combinación conocida desde hace tiempo.
¿Qué nos Aporta?
APORTE NUTRIMENTAL:
Energía | 68kcal |
HC | 16.1grs |
Proteínas | 0.6grs |
Lípidos | 0grs |
Agua | 82% |
Fibra | 0.9grs |
Vitamina A | 250mg |
VitaminaC | 125mg |
Vitamina B2 | 0.3mg |
Potasio | 20mg |
Sodio | 55mg |
Fosforo | 0.7mg |
Prestar Atención a lo Siguiente:
Antioxidantes. La piel de las uvas negras contiene resveratrol, una sustancia que bloquea los radicales libres, directamente relacionados con el envejecimiento y la degeneración celular. Por ello, hay quien considera a las uvas como un elixir de la eterna juventud.
Antiinflamatorias. La uva puede contribuir muy positivamente a la hora de mejorar enfermedades inflamatorias.
Desintoxicantes. Las uvas actúan como desintoxicantes del hígado, mejorando problemas hepáticos. También son buenas para el riñón ya que ayuda a eliminar el ácido úrico gracias a sus propiedades diuréticas.
Para cuidar el corazón. Favorecen el buen estado de las arterias y el corazón. Mejoran la vasodilatación y disminuyen el riesgo de trombosis. Por su contenido en potasio ayudan a reducir la presión arterial, lo que las hace muy adecuadas para personas con hipertensión arterial.
La uva para gota, hipertensión y artritis. Las uvas favorecen el buen funcionamiento de los riñones. Este efecto es especialmente beneficioso para mejorar los casos de gota o ácido úrico alto. Además pueden beneficiarse del consumo de uvas las personas con tensión arterial alta y con litiasis renal.
La uva como diurético. Es una fruta que nos va a ayudar a eliminar de una manera natural el exceso de líquidos retenidos en el organismo y va a favorecer la expulsión de productos de desecho y toxinas de nuestro cuerpo.
Uvas para cuidar la vista. En este campo, las antocianinas de la uva no sólo son excelentes para prevenir enfermedades oculares degenerativas como las cataratas, sino que nos ayudan a mantener la agudeza visual durante más tiempo.
Uvas para las arrugas. Tienen la cualidad de retrasar la aparición de las arrugas, no en vano, existen multitud de tratamientos de belleza cuyo principal ingredientes es la uva machacada y aplicada sobre la zona a tratar. La uva cuida nuestra piel y la mantiene joven durante más tiempo.
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